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jueves, 30 de junio de 2011

Un precio demasiado alto

El próximo 9 de julio Sudán del Sur se convertirá en el 54 Estado africano independiente. Se trata de un acontecimiento sin precedentes en el continente, puesto que por primera vez se rompe el principio de intangibilidad de las fronteras heredadas del tiempo colonial que figura en la Carta fundacional de la Organización para la Unidad Africana, organismo que daría lugar más tarde a la actual Unión Africana.

Más de dos décadas de guerra civil, varios millones de muertos y desplazados, poblados completamente destruidos y campos arrasados constituyen el elevadísimo precio que Sudán del Sur ha tenido que pagar para alcanzar su autodeterminación. Con el referéndum del pasado mes de enero la inmensa mayoría de los sursudaneses optaron por la secesión y el sueño de la libertad empezó a hacerse realidad.

Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos tras la publicación de los resultados del referéndum deja entrever que el camino hacia la concreción de la independencia será largo y difícil tras el 9 de julio. Por una parte, el nuevo Sudán del Sur se enfrenta a una serie de retos de carácter interno que tendrá que afrontar de manera urgente, como la cohesión entre las diversas etnias que componen el territorio, una pobreza extrema en la mayoría de la población, un elevado índice de analfabetismo, la gestión de los recursos naturales o la lucha contra la corrupción.

Por otro lado, la actitud beligerante del norte, particularmente con respecto a la región fronteriza de Abyei, hace que la situación sea explosiva y que el fantasma de la guerra vuelva a planear sobre el sufrido pueblo sudanés. A día de hoy se siguen produciendo fuertes enfrentamientos en Kordofán Sur, en la frontera entre los dos Estados. La firme resolución de Omar El Bechir de considerar la zona como territorio del norte y su determinación a usar las armas para mantenerla, hacen temer lo peor. El presidente sudanés ha declarado incluso estar dispuesto a iniciar una nueva guerra si fuera necesario. En el centro del conflicto están, cómo no, los ricos yacimientos de petróleo que hay especialmente en Sudán del Sur.

Por desgracia, el pueblo de Sudán del Sur tendrá que seguir pagando un alto precio para llegar a una independencia real, en paz y prosperidad, como si lo ya pagado hasta ahora no hubiera sido suficiente. Son muchos los testimonios que denuncian torturas, asesinatos, ejecuciones y todo tipo de atrocidades cometidas contra la población civil por parte de las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) en un claro intento de crear un clima de violencia e inestabilidad para entorpecer en lo posible el proceso de independencia.

Mientras tanto, la comunidad internacional parece mirar hacia otro lado. Durante los últimos ataques de las FAS en Kordofán Sur, las fuerzas internacionales de la ONU (ONUMIS) no encontraron mejor solución que encerrarse en sus cuarteles, al tiempo que la falta de comida, medicinas y cobijo está poniendo en peligro la vida de cerca de 100.000 desplazados. Si la comunidad internacional no interviene con rapidez y determinación se corre el riesgo de una nueva tragedia de dramáticas consecuencias.

Con dificultades o sin ellas, el proceso es ya irreversible y el próximo 9 de julio la independencia de Sudán del Sur será una realidad. Vayan desde aquí mis mejores deseos de un futuro próspero y en paz. Ya ha pagado un alto precio por su libertad. Ojalá no tenga que pagar más.

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