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jueves, 29 de diciembre de 2011

XXIV Encuentro Antropología y Misión






La revista Mundo Negro acaba de convocar el XXIV encuentro de Antropología y Misión con el lema: "Cooperativas: Juntos por un desarrollo sostenible". El objetivo del encuentro es ayudarnos a comprender mejor el gran papel que juegan las cooperativas y las pequeñas asociaciones comunitarias en la lucha contra la pobreza, y viene al hilo de la declaración de 2012 como Año Internacional de las Cooperativas.

Durante el encuentro se entregará el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2011 a Anastasia Wambui Maina, mujer comprometida en el suburbio de Korogocho, en Kenia, y líder de la cooperativa Badilitsha Maisha.

Lugar: Sede de la revista Mundo Negro. c/ Arturo Soria, 101 (28043 - Madrid)
Metro: Arturo Soria
Autobuses: 11, 70, 114, 115, 122, 200

Más información:
www.mundonegro.com
tel.: 91 415 24 12

jueves, 22 de diciembre de 2011

Aunar esfuerzos

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas con el lema “Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor”. Según la ONU, esta declaración tiene tres objetivos principales: aumentar la conciencia pública sobre las cooperativas y su contribución al desarrollo socioeconómico y al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio; promover su formación y crecimiento; y motivar a los gobiernos a establecer políticas, leyes y reglamentos que favorezcan su formación, crecimiento y estabilidad.

En un mundo tan globalizado como el nuestro, la solución a los problemas que afligen a la humanidad, especialmente en el continente africano, pasan ineludiblemente por aunar esfuerzos, trabajar juntos y superar el individualismo al que algunos modelos de sociedad nos pretenden llevar. La ONU no se equivoca al considerar las pequeñas cooperativas y asociaciones comunitarias como una herramienta eficaz para luchar contra el subdesarrollo, porque contribuyen de manera concreta a la reducción de la pobreza, favorecen la seguridad alimentaria y promueven el desarrollo rural y la integración social.

Esta proclamación llega, además, en un momento en el que el tema de la tierra se está convirtiendo en uno de los grandes problemas del continente africano. Desde hace varios años, empresas o gobiernos extranjeros están comprando grandes extensiones de tierra con el fin de dedicarlas a cultivos extensivos destinados a la exportación para la elaboración de agrocombustibles, en detrimento de una población local que cada vez tiene más dificultades para sobrevivir.

Hablar de la tierra en África no es cualquier cosa. Es la madre que da el alimento, el hogar que acoge a los difuntos y donde reposan los antepasados, patrimonio colectivo e inalienable que goza de un carácter sagrado. Por eso, el hecho de que se venda a empresas o gobiernos extranjeros es para los campesinos africanos, que son la mayoría de la población, peor que una traición; es como vender la propia vida. En los últimos cinco años, más de 50 millones de hectáreas de tierras cultivables -una extensión tan grande como casi toda España- han ido a parar a manos extranjeras. Ya no se trata solamente del expolio de las riquezas que hay en el subsuelo. Si la venta incontrolada continúa, la población africana corre el riesgo de verse desposeída hasta del mismo suelo.

La exhortación apostólica "Africae Munus", firmada por Benedicto XVI en su reciente viaje a Benín, denuncia sin ambigüedad “que una minoría confisque los bienes de la tierra en detrimento de pueblos enteros”, y exhorta a la Iglesia africana a “alentar a los gobernantes a proteger los bienes fundamentales como la tierra y el agua para la vida humana de las generaciones actuales y las del futuro”. 

La creación y fortalecimiento de cooperativas y organizaciones comunitarias contribuirá, sin duda, a luchar contra esa confiscación o venta indiscriminada de bienes tan preciados y a garantizar un futuro mejor para las generaciones venideras. La experiencia que viví en Chad así me lo ha demostrado. Allí donde un grupo de personas, por pobres que sean, se ponen a trabajar juntas, el resultado siempre es asombroso.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Noche de Paz

Buceando en mi archivo de fotos en búsqueda de alguna imagen africana que pudiese hacer alusión a la Navidad me encontré con esta belleza. La foto no es mía, es de un compañero que la hizo en Chad hace varios años. Como no creo que se me eche encima pidiéndome derechos de autor, aquí os la enseño. ¿Dónde está ahí la Navidad? Preguntarán algunos. Pues está precisamente en esa cara de paz y de serenidad que llega hasta el fondo del alma de quien sepa mirarla con el corazón.

Durante los años que pasé en Chad siempre me sentí removido por dentro con la actitud y la humanidad de los niños. Sus risas, sus juegos, su vitalidad incombustible, incluso en los momentos de mayor precariedad, siempre me sorprendieron. Pero lo que más relajaba mi espíritu era verlos dormir. No sé cómo lo logran, pero son capaces de dormir en cualquier lugar, a cualquier hora y en toda clase de posturas. Y lo más sorprendente es que ni el hambre, ni la guerra, ni la enfermedad les quitan el sueño. Comen una vez al día -dos los que tienen algo más de suerte-. Desde que apenas levantan un palmo del suelo empiezan a colaborar en las tareas de la casa, ya sea cuidando a los animales, yendo a buscar agua o en las labores del campo. Los privilegiados que pueden ir a la escuela deben recorrer varios kilómetros a pie para asistir a las clases. Y, a pesar de todo ello, son libres como el viento, espontaneos como los pájaros y felices como las mariposas.

Esa libertad, espontaneidad y felicidad es lo que a veces añoro. Nuestra sociedad, con sus prisas, sus primas de riesgo, sus juicios por corrupción o su angustia por esa crisis económica que nos quita el sueño a todos y nos impedirá tener una Navidad "como Dios manda" -tiene narices la expresión-, contrasta enormemente con la paz y serenidad de esta criatura durmiendo la siesta "a pierna suelta", y nunca mejor dicho. A él no le preocupa que el Gobierno haga recortes (a él se los han hecho desde que nació); que los mandamases de su país sean corruptos o deshonestos, que la bolsa haya perdido cinco puntos en dos días o que ciertos "reallity shows" pierdan audiencia. No necesita colchones Flex, ni loción Nenuco ni pañales Dodotis. Le basta un simple tronco de árbol.

No me extraña nada, pues, que Dios haya querido hacerse niño. Niño en un pesebre, niño en el Portal de Belén, rodeado del buey y la mula, adorado por los Magos de Oriente y reverenciado por ángeles y pastores. Pero también niño que duerme plácidamente sabiendo que por muchas penas que haya tenido el día, nada mejor que un buen tronco para echar un delicioso y reconfortante sueño. Dichoso tú, mi pequeño, que a tan corta edad ya sabes lo que realmente vale la pena en esta vida. Lo demás... ya Dios dirá.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Belenes del Mundo

Aquí os presento algunos de los Belenes que tenemos expuestos en nuestra sede de Mundo Negro en Madrid. En total son más de 200 Belenes de los cinco continentes, elaborados con los materiales más diversos (hojas de maíz, madera, cerámica, hojas de pino, plastilina, miga de pan, papel....). Una maravilla que los que vivís en Madrid no os podéis perder. La visita es gratis....

Exposición de Belenes del mundo
Museo Mundo Negro
C/ Arturo Soria, 101
Metro: Arturo Soria
Autobuses: 122, 11, 70, 114, 115, 200.

Del 7 de diciembre al 7 de enero (excepto 25 de diciembre y 1 de enero)

Horario: de 17:00 a 20:00 horas.
ENTRADA GRATUITA































viernes, 2 de diciembre de 2011

Carta de Navidad


La exhortación apostólica Áfricae Munus (El compromiso de África), que Benedicto XVI entregó a la Iglesia africana durante su reciente visita a Benín como conclusión del II Sínodo Africano, es una llamada a la esperanza y una invitación a mirar con optimismo el futuro del continente y a renovar el compromiso en favor de la reconciliación, la justicia y la paz, elementos básicos para la vida de todos los pueblos y de los que África está especialmente sedienta.

Con una excelencia teológica, propia de Ratzinger, Benedicto VXI ahonda en las raíces más profundas de la reconciliación describiéndola como un don que sólo puede venir de Dios a través de Jesucristo, pero que necesita de la intervención de los hombres para hacerse efectiva y real. Según el Papa, “la reconciliación y la justicia son las dos condiciones esenciales de la paz. Una paz conseguida sin justicia es ilusoria y efímera; y una justicia que no brote de la reconciliación por la verdad en el amor queda inacabada”. La Paz auténtica, la que se escribe con letras mayúsculas y es capaz de curar todas las heridas del pasado, “no es fruto de negociaciones y acuerdos diplomáticos basados en intereses, es la paz de la humanidad reconciliada consigo misma en Dios y de la que la Iglesia es el sacramento”.

El nacimiento de Jesús en Belén, que pronto vamos a celebrar, es la culminación de esa reconciliación entre Dios y la humanidad. El Misterio de la Encarnación no es otra cosa que la manifestación de la voluntad de Dios por estar en medio de su pueblo, su deseo de hacerse humano para, junto con los hombres y mujeres de buena voluntad, buscar caminos de reconciliación, de justicia y de paz.

Esta iniciativa divina no excluye, sin embargo, la actuación humana. Dios viene a salvar a su pueblo y quiere que sea el mismo pueblo el actor principal de su salvación. Sólo Dios es artífice y fuente de paz, pero para que la paz se dé es necesario que el hombre la busque, la fomente y la defienda. No basta con que Dios se encarne y se reconcilie con la humanidad. Es preciso que la humanidad se reconcilie también consigo misma.

En este sentido, Africae Munus nos llega como una hermosa carta de Navidad en la que Benedicto XVI ofrece un programa concreto para la búsqueda de esa ansiada reconciliación. Una carta que nos invita a confirmar la opción preferencial por los más pobres, condenar sin paliativos la ignominiosa explotación de las riquezas del continente africano por parte de los países ricos, exigir que se haga justicia a las víctimas de la guerra y la violencia -”sin justicia no puede haber una verdadera reconciliación”, afirma el Papa-, defender los derechos de refugiados y desplazados o tener una atención especial a los enfermos de sida, no solamente desde el punto de vista médico, sino también ético y moral.

Estamos a punto de clausurar un año que ha sido intenso en lo que a la actualidad del continente africano se refiere. Las revueltas en el Magreb, la pertinaz sequía del Cuerno de África con la consiguiente situación de hambruna para millones de personas, la crisis marfileña, la independencia de Sudán del Sur, la concesión del Premio Nobel de la Paz a Ellen Johnson o las elecciones presidenciales en varios países -algunas modélicas, otras no tanto-, dejan sentimientos encontrados y nos dicen que, aunque todavía queda mucho camino por recorrer, África ha emprendido la senda de la reconciliación. El II Sínodo Africano puso unas bases sólidas a esa senda, Africae Munus podrá servir de guía para el camino. Sólo falta que África empiece a caminar.

Por cierto, y a modo de post data, muchas de las cosas que el Papa dice a la Iglesia y al pueblo de África podrían servirnos a nosotros también -particularmente a nuestros políticos-; de manera especial lo que se refiere a la reconciliación, a la necesidad de un protagonismo humano en la búsqueda del bien común y en la lucha por la verdad, la justicia y la paz.