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lunes, 31 de octubre de 2011

Santas africanas de hoy

Ellen Johnson
En este mes de noviembre en que tradicionalmente recordamos a nuestros difuntos y veneramos a Todos los Santos, hacemos memoria de nuestros antepasados, aquellos que nos precedieron y a los que rendimos culto especialmente por el bien que hicieron a la comunidad y el ejemplo que nos dejaron sobre cómo vivir aquí en la tierra nuestra fe y confianza en Dios.

Si miramos el santoral, vemos que la presencia masculina supera con creces a la femenina, aunque yo estoy convencido que en todos estos siglos ha tenido que haber más mujeres que hombres que se hayan dejado la piel por el bien de los demás. No se trata de reivindicar nada, sino de constatar que a lo largo de nuestra historia -y es una historia muy larga- la contribución de la mujer al avance de la humanidad no siempre se ha visto recompensada con un justo y merecido reconocimiento, y menos aún si se trata de mujeres africanas.

Leymah Gbowee
La concesión del Premio Nobel de la Paz a la liberiana Ellen Johnson-Sirleaf, ha llevado a la primera jefa de Estado africana a ser noticia en todos los medios de comunicación. Otra africana, la también liberiana Leymah Gbowee, compartía con ella el galardón -además de la yemení Tawakkul Karman-, por su lucha incansable liderando a las mujeres liberianas para que presionasen a sus maridos y forzarlos a firmar la paz en el país.

Pocos días antes la keniana Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004, ocupaba también las páginas de actualidad tras fallecer en un hospital de Nairobi a consecuencia de un cáncer. Había sido la primera mujer africana en recibir este importante galardón tras más de cien años de existencia. Ya iba siendo hora, pensé en aquel entonces...

Marguérite Barankitse
Pero no son las únicas mujeres de África que recientemente han recibido un premio de prestigio internacional, aunque sí las más conocidas y de las que más se ha hablado. Marguérite Barankitse, más conocida como el ángel de Burundi, y a quien Mundo Negro concedió en 2008 el Premio a la Fraternidad, recibirá el día 24 en París el Premio 2011 de la Fundación Chirac para la prevención de conflictos por su acción en favor de los huérfanos hutu, tutsi y twa, víctimas de la guerra que hubo en su país. Por su parte, la abogada chadiana Jacqueline Moudeïna acaba de ser galardonada con el Right Livelihood Award, más conocido como Premio Nobel Alternativo, por “sus esfuerzos incansables con gran riesgo personal para obtener justicia para las víctimas de la antigua dictadura de Hissein Habré en Chad y aumentar el conocimiento y la vigilancia de los derechos humanos en África”, según el jurado.

Jacqueline Moudeïna
Coincidencia o no, todas estas mujeres tienen en común el haber visto reconocido su esfuerzo por la búsqueda de la justicia, la paz y la reconciliación y por promover un desarrollo digno para África. Con ellas hay muchas más que, desde en el anonimato, luchan cada día para conseguir un futuro mejor para los suyos.

Hace ya varios años que diferentes plataformas venían abogando porque el Premio Nobel de la Paz fuese para  las mujeres africanas. El de este año no ha sido para todas ellas, pero sirve igualmente para poner a la mujer africana en el lugar que se merece. Poco a poco ha sabido salir de la marginación y la exclusión a la que desgraciadamente suele estar sometida por razones históricas, culturales o de tradición y dar un paso al frente reivindicando su dignidad.

Wangari Maathai
Cada día son más las que contribuyen de manera anónima a que el pueblo africano pueda tener un futuro mejor y en el que la justicia, la paz o la reconciliación dejen de ser un deseo inalcanzable. Lo que no es tan frecuente, sin embargo, es ver premiado ese esfuerzo con galardones de prestigio internacional.¿Qué más tienen que hacer las mujeres de Africa para ser reconocidas?

Sin duda Wangari Maathai, desde la morada de los antepasados -y yo con ella desde esta tierra-, se sentirá orgullosa de ver como los galardones otorgados a Ellen Johnson, Leymah Gbowee, Marguérite Barankitse o Jacqueline Moudeïna contribuyen en algo a saldar esta deuda histórica.

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