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jueves, 2 de septiembre de 2010

Todo un futuro por delante

El pasado 27 de agosto entró en vigor la nueva Constitución de Kenia. El nuevo texto, que recibió el apoyo de una amplia mayoría de los kenianos, contempla profundas reformas. Más allá de las polémicas y los temores suscitados por algunos de sus artículos -especialmente los que se refieren a la propiedad de las tierras, las atribuciones del jefe del Estado, los tribunales musulmanes o el aborto-, esta nueva Carta Magna abre una nueva etapa en la vida política y social de un país que vivió no hace mucho una ola de violencia. El hecho de que el resultado haya sido aceptado por todos es una buena señal que abre las puertas para que el país pueda entrar pacíficamente en una nueva era.

No se puede decir lo mismo de Ruanda, donde Paul Kagamé acaba de ser reelegido con el 93 por ciento de los votos para un nuevo mandato de siete años. Si en Kenia se abre una nueva etapa, en Ruanda no queda más remedio que reconocer que durante los próximos años habrá más de lo mismo. O mucho cambian las cosas -difícil de creer después de ver cómo se han desarrollado las elecciones- o el país de las mil colinas vivirá los próximos siete años bajo la mano de hierro de un presidente que no permite la más mínima oposición, disensión o crítica.

Costa de Marfil, por su parte, acaba de celebrar los 50 años de su independencia con los ojos puestos en unas elecciones presidenciales aplazadas en numerosas ocasiones y anunciadas por el propio primer ministro Guillaume Soro para el próximo 31 de octubre. Los comicios, tantas veces anunciados y aplazados, deberían poner fin a un conflicto que lleva varios años dividiendo al país en dos. Si finalmente las elecciones tienen lugar -algo que muchos no ven todavía claro-, Costa de Marfil podría recuperar la paz social y la prosperidad económica de las que gozó antaño. Otros países, como Guinea o Burundi, viven también en la expectativa de una próximas elecciones que marcarán, sin duda, sus futuros respectivos.

Mientras tanto, Sudán vive en la incertidumbre de qué pasará el próximo mes de enero cuando se celebre el referéndum sobre la independencia o no de Sudán Meridional. En este caso, la perspectiva de futuro que se presenta para uno de los países más grandes de África es quizás la más incierta de todas.
Aunque sea en otro contexto, Sudáfrica inicia también una nueva etapa. Tras la clausura del Mundial de Fútbol llega el reto de rentabilizar el enorme esfuerzo económico realizado. Han sido muchos millones de dólares invertidos que ahora hay que amortizar. Por otra parte, terminada la fiesta multicultural que supuso este gran evento deportivo, Sudáfrica vuelve a la realidad cotidiana, una realidad marcada por la violencia y la xenofobia hacia los inmigrantes que llegan de los países vecinos.

En este inicio de un nuevo curso, la revista Mundo Negro -que también está viviendo una nueva etapa en su historia- quiere seguir mirando al futuro del continente con optimismo y esperanza. Sirva como muestra el reportaje sobre la misión de Tali, en Sudán Meridional, que ha reabierto sus puertas 50 años después con una ceremonia de reconciliación (ver MN nº 554, página 26). Allí estuvieron dos redactores de Mundo Negro el pasado mes de julio y fueron testigos de que por muchas dificultades que haya habido, siempre se puede volver a empezar, porque hay todo un futuro por delante.

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